Un mal diagnóstico derivó en la muerte de Luke Abrahams, un joven futbolista amateur de 20 años que tenía una rara infección mortal en Reino Unido.
Un joven futbolista amateur de 20 años murió tras una operación en el Hospital General de Northampton, Reino Unido, tras acudir por un dolor de garganta. Luke Abrahams, natural de East Hunsbury, se sintió mal y le recetaron antibióticos para la amigdalitis. Un mal diagnóstico acabó con su vida. Días después, la salud del joven empezó a deteriorarse, por lo que fue llevado al hospital. Luke decía que no podía soportar el dolor por más tiempo, y este se extendió a su glúteo izquierdo y no lo dejaba moverse de la cama.
Pese a que llamó a los servicios médicos, insistiendo en que la condición de su hijo era crítica, su madre recibió una respuesta negativa. Posteriormente, el joven murió. La autopsia reveló que tenía una septicemia —síndrome de Lemierre— y una fascitis necrotizante —una enfermedad come carne—.
La familia denuncia el mal diagnóstico médico. Foto: BBC/Luke Abrahams
“Cuando fue al médico por primera vez y luego comenzó a quejarse de un dolor en la pierna, debieron haberle hecho más pruebas (…). ¿Para qué sirven las consultas telefónicas con el médico? Los médicos necesitan ver al paciente en persona para dar un diagnóstico correcto, y es por eso que le dieron un diagnóstico erróneo”, sostuvo Richard Abrahams, padre del joven.
Julie Needham, madre de Luke, contó que acudieron al hospital el 22 de enero y solo lo revisaron y lo mandaron a casa. Pero a la 1.00 a. m. lo llamaron, le dijeron que era un caso grave y que tenía 50% de posibilidades de vivir.
Los médicos dijeron que estaba muy mal, que tenía una infección bacteriana y que su vida corría peligro (…). Dijeron que era una operación riesgosa y que tal vez tendrían que amputarle la pierna”, dijo Needham.
Pese a amputarle la pierna, el caso era muy grave. Luke lo sabía y por eso dijo: “Papá, estaré bien, tú cuida de Jake y mamá”.
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Un joven futbolista amateur de 20 años murió tras una operación en el Hospital General de Northampton, Reino Unido, tras acudir por un dolor de garganta. Luke Abrahams, natural de East Hunsbury, se sintió mal y le recetaron antibióticos para la amigdalitis. Un mal diagnóstico acabó con su vida. Días después, la salud del joven empezó a deteriorarse, por lo que fue llevado al hospital. Luke decía que no podía soportar el dolor por más tiempo, y este se extendió a su glúteo izquierdo y no lo dejaba moverse de la cama.
Pese a que llamó a los servicios médicos, insistiendo en que la condición de su hijo era crítica, su madre recibió una respuesta negativa. Posteriormente, el joven murió. La autopsia reveló que tenía una septicemia —síndrome de Lemierre— y una fascitis necrotizante —una enfermedad come carne—.
La familia denuncia el mal diagnóstico médico. Foto: BBC/Luke Abrahams
“Cuando fue al médico por primera vez y luego comenzó a quejarse de un dolor en la pierna, debieron haberle hecho más pruebas (…). ¿Para qué sirven las consultas telefónicas con el médico? Los médicos necesitan ver al paciente en persona para dar un diagnóstico correcto, y es por eso que le dieron un diagnóstico erróneo”, sostuvo Richard Abrahams, padre del joven.
Julie Needham, madre de Luke, contó que acudieron al hospital el 22 de enero y solo lo revisaron y lo mandaron a casa. Pero a la 1.00 a. m. lo llamaron, le dijeron que era un caso grave y que tenía 50% de posibilidades de vivir.
Los médicos dijeron que estaba muy mal, que tenía una infección bacteriana y que su vida corría peligro (…). Dijeron que era una operación riesgosa y que tal vez tendrían que amputarle la pierna”, dijo Needham.
Pese a amputarle la pierna, el caso era muy grave. Luke lo sabía y por eso dijo: “Papá, estaré bien, tú cuida de Jake y mamá”.
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