Con el propósito de salvarle la vida a su hijo, la mujer tuvo que hacer frente a la labor de parto debido a que se había quedado sola. No tenía conocimientos previos de medicina.
Se cree que es el único caso registrado de una césarea hecha con un cuchillo de cocina. Foto: Salud Oaxaca
Inés, como se le llamará en esta nota, tuvo que entrar a la labor de parto sola, pues en su casa, cerca de Río Talea en Oaxaca, México, no se había quedado nadie para ayudarla. Su esposo se encontraba fuera bebiendo alcohol con algunos amigos en una cantina local y la comadrona estaba a 80 kilómetros de distancia.
Tras 12 horas de labor de parto, Inés se sentó en un banquillo y, para controlar, su ansiedad y el dolor causado por las contracciones, bebió una botella de alcohol medicinal de un pequeño botiquín. De esta manera se anestesió. Pronto, tomó un cuchillo de cocina e hizo un corte diagonal sobre su piel.
Cuando llegó al útero, una hora después de su cirugía, extrajó a su bebé, cortó el cordón umbilical con unas tijeras y se desmayó. Minutos después recuperó el conocimiento, se amarró la herida y le dijo a su hijo de 6 años que pidiera ayuda.
El doctor R. Valle, del hospital Doctor Manuel Velasco Suárez, de la localidad San Plablo, llegó a la casa de Inés para socorrerla. La encontró despierta, cuidado a su recién nacido. Ella estaba consiente.
El médico suturó la herida de 17 centímetros de largo y la trasladó hasta el hospital. Una vez ahí, las obstetras la evaluaron y concluyeron que tanto madre como hijo se encontraban estables y en buenas condiciones.
“Este caso representa la decisión inusual y extraordinaria de una mujer que, al verse incapaz de dar a luz de forma espontánea y no tener recursos o ayuda médica, decidió hacerse una cesárea ella misma”, indicó el médico en una entrevista para la BBC.
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Se cree que es el único caso registrado de una césarea hecha con un cuchillo de cocina. Foto: Salud Oaxaca
Inés, como se le llamará en esta nota, tuvo que entrar a la labor de parto sola, pues en su casa, cerca de Río Talea en Oaxaca, México, no se había quedado nadie para ayudarla. Su esposo se encontraba fuera bebiendo alcohol con algunos amigos en una cantina local y la comadrona estaba a 80 kilómetros de distancia.
Tras 12 horas de labor de parto, Inés se sentó en un banquillo y, para controlar, su ansiedad y el dolor causado por las contracciones, bebió una botella de alcohol medicinal de un pequeño botiquín. De esta manera se anestesió. Pronto, tomó un cuchillo de cocina e hizo un corte diagonal sobre su piel.
Cuando llegó al útero, una hora después de su cirugía, extrajó a su bebé, cortó el cordón umbilical con unas tijeras y se desmayó. Minutos después recuperó el conocimiento, se amarró la herida y le dijo a su hijo de 6 años que pidiera ayuda.
El doctor R. Valle, del hospital Doctor Manuel Velasco Suárez, de la localidad San Plablo, llegó a la casa de Inés para socorrerla. La encontró despierta, cuidado a su recién nacido. Ella estaba consiente.
El médico suturó la herida de 17 centímetros de largo y la trasladó hasta el hospital. Una vez ahí, las obstetras la evaluaron y concluyeron que tanto madre como hijo se encontraban estables y en buenas condiciones.
“Este caso representa la decisión inusual y extraordinaria de una mujer que, al verse incapaz de dar a luz de forma espontánea y no tener recursos o ayuda médica, decidió hacerse una cesárea ella misma”, indicó el médico en una entrevista para la BBC.
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