Mi madre solo tenía dos voluntades, tener una misa en castellano y que la enterrasen junto a su marido”, narró indignada la hija de la fallecida en España.
El domingo 14 de noviembre, los parientes de Dolores Bastida Navarro, fallecida a los 95 años, se reunieron en una iglesia catalana, al este de España, para que se lleve a cabo una ceremonia en su honor antes de que su cuerpo sea enterrado. Sin embargo, el acto no pudo concluir por inconvenientes entre los familiares de la mujer y el sacerdote oficiante debido al idioma de la misa.
Bastida Navarro, antes de su muerte, dejó por escrito que su última voluntad era ser enterrada en Cardona (Barcelona) junto con su marido, tras una misa funeral oficiada en castellano. Sin embargo, solo se pudo cumplir con uno de sus deseos, ya que sus exequias religiosas no fueron realizadas como ella había pedido.
El día de la celebración, alrededor de las 10.30 a. m., el sacerdote Carles Pubill, de la iglesia de Sant Miquel i Sant Vicenç, empezó a hablar en catalán luego de haber iniciado en español.
Avisado por la funeraria, la autoridad religiosa cambió al castellano durante unos minutos, para luego volver de nuevo a oficiar la misa en catalán.
La situación incomodó a los parientes, los cuales, después de intentos de negociación con el cura, decidieron poner fin a la ceremonia y pidieron a la funeraria que sacara el féretro del templo para llevarlo al cementerio.
El interior de la parroquia de Cardona. Foto: Parroquia de Cardona/Facebook
Según narra Dolores, hija de la fallecida, el trato con la compañía de seguros fue que la misa sería en su totalidad en castellano.
Mi madre solo tenía dos voluntades, tener una misa en castellano y que la enterrasen junto a su marido, y solo hemos podido cumplir una. Ella era una mujer muy exigente y siento que la he decepcionado. No me sirven disculpas ni excusas. Tampoco sé qué movió al cura a hacer lo que hizo, pero debería haber sido más caritativo y profesional. Para nosotros el daño ya está hecho”, dijo.
Tras lo sucedido, los familiares de la mujer enviaron un escrito en el que afirman estar “consternados” y apuntan a lo ocurrido como un “acto de intolerancia”. Además, han presentado una queja a la diócesis de Solsona, archidiócesis de Tarragona, que ha excusado al padre Pubill diciendo que él no sabía que la misa tenía que ser en castellano y que no tenía los materiales necesarios para ello
En tanto, algunos medios locales enfatizan la tendencia nacionalista del cura. Mencionan que su firma figura entre la de 300 sacerdotes en un manifiesto en favor del referéndum de la independencia de Cataluña del 1 de octubre de 2017. Un nuevo episodio de las diferencias lingüísticas en España.
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El domingo 14 de noviembre, los parientes de Dolores Bastida Navarro, fallecida a los 95 años, se reunieron en una iglesia catalana, al este de España, para que se lleve a cabo una ceremonia en su honor antes de que su cuerpo sea enterrado. Sin embargo, el acto no pudo concluir por inconvenientes entre los familiares de la mujer y el sacerdote oficiante debido al idioma de la misa.
Bastida Navarro, antes de su muerte, dejó por escrito que su última voluntad era ser enterrada en Cardona (Barcelona) junto con su marido, tras una misa funeral oficiada en castellano. Sin embargo, solo se pudo cumplir con uno de sus deseos, ya que sus exequias religiosas no fueron realizadas como ella había pedido.
El día de la celebración, alrededor de las 10.30 a. m., el sacerdote Carles Pubill, de la iglesia de Sant Miquel i Sant Vicenç, empezó a hablar en catalán luego de haber iniciado en español.
Avisado por la funeraria, la autoridad religiosa cambió al castellano durante unos minutos, para luego volver de nuevo a oficiar la misa en catalán.
La situación incomodó a los parientes, los cuales, después de intentos de negociación con el cura, decidieron poner fin a la ceremonia y pidieron a la funeraria que sacara el féretro del templo para llevarlo al cementerio.
El interior de la parroquia de Cardona. Foto: Parroquia de Cardona/Facebook
Según narra Dolores, hija de la fallecida, el trato con la compañía de seguros fue que la misa sería en su totalidad en castellano.
Mi madre solo tenía dos voluntades, tener una misa en castellano y que la enterrasen junto a su marido, y solo hemos podido cumplir una. Ella era una mujer muy exigente y siento que la he decepcionado. No me sirven disculpas ni excusas. Tampoco sé qué movió al cura a hacer lo que hizo, pero debería haber sido más caritativo y profesional. Para nosotros el daño ya está hecho”, dijo.
Tras lo sucedido, los familiares de la mujer enviaron un escrito en el que afirman estar “consternados” y apuntan a lo ocurrido como un “acto de intolerancia”. Además, han presentado una queja a la diócesis de Solsona, archidiócesis de Tarragona, que ha excusado al padre Pubill diciendo que él no sabía que la misa tenía que ser en castellano y que no tenía los materiales necesarios para ello
En tanto, algunos medios locales enfatizan la tendencia nacionalista del cura. Mencionan que su firma figura entre la de 300 sacerdotes en un manifiesto en favor del referéndum de la independencia de Cataluña del 1 de octubre de 2017. Un nuevo episodio de las diferencias lingüísticas en España.
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