México- Internet se ha convertido en un espacio paralelo donde las personas desarrollan sus fantasías y buscan la gratificación inmediata a todos sus deseos, pero también implica riesgos de adicción, frustraciones y engaños, advirtió a Efe la escritora Marina Castañeda.
La también psicoterapeuta con estudios en literatura, historia, psicología y música dijo que actualmente Internet “no es un universo imaginario, sino que es la realidad vivida cotidianamente, para muchísima gente es la nueva realidad”.
Para muchas personas la vida cada vez más transcurre en Internet, donde desarrollan su trabajo, sus relaciones sociales, sus amores y hasta su sexualidad.
Con motivo de la publicación de su primera novela, titulada “Amores virtuales” (Random House Mondadori, 2010), la escritora y ensayista destacó que las personas se han volcado a Internet porque “éste es el reino de las fantasías cumplidas, opera como el inconsciente de nuestra era, es el mundo de la gratificación instantánea de todos los deseos que pueda uno tener e imaginar”.
Agregó además que en ese mundo virtual uno puede configurarse a sí mismo como uno quiera.
“Uno puede ser hombre, mujer, joven, viejo, músico, astronauta, lo que uno quiera ser, lo puede ser; puede uno viajar al espacio en Internet, puede relacionarse con quien quiera y todo está al alcance de la mano haciendo clic”, sostuvo.
No obstante, la especialista advirtió que las relaciones en Internet tienen riesgos, pues en principio se genera una ilusión negativa, se pierden elementos fundamentales de la comunicación humana, y no se crean vínculos reales sino ficticios.
Se hacen relaciones sin esfuerzo alguno, pero nos centramos en nuestros propios deseos, y escuchamos cada vez menos a las otras personas, y estos son hábitos que trasladamos a la realidad, opinó.
“Eso está cambiando nuestra forma de comunicarnos y de relacionarnos y cambia nuestra forma de pensar en la realidad, lo cual puede ser peligroso. Internet tiene sus lados bellos y apasionantes pero a la vez tiene sus peligros”, indicó.
Afirmó que entre los muchos riesgos está el acoso virtual, el cual “es más dañino que el acoso real porque es a distancia, no damos la cara ni vemos la cara de la otra persona”.
Otro de los ejemplos de esto es la pornografía virtual porque es infinitamente más variada y novedosa y genera una fuerte adicción.
A su juicio, otro de los problemas de la comunicación virtual es que nos ha acostumbrado a recibir respuestas inmediatas y cuando no se reciben, la gente regresa a una situación casi infantil de querer tener a todo mundo a su disposición.
Internet también crea una ilusión de cercanía falsa con la gente, y “cuando alguien se enamora perdidamente de otra persona sin conocerlo, en realidad podemos estar seguros de que es un amor fantasioso, hecho de fantasías y deseos proyectados”.
Recordó que la comunicación humana es principalmente no verbal, y explicó que cuando hablamos por celular o por el chat, no vemos a la persona, sus gestos, sus expresiones, sus movimientos, su tono de voz, sus pausas, y lo que queda es solo “un sencillo intercambio de información”.
Finalmente apuntó que su novela “Amores virtuales”, que no es de amores sino de intriga, le permitió soltar su imaginación e intentar describir cosas que vendrán con el tiempo, por ejemplo la psicoterapia virtual, donde uno puede configurar el avatar sicológico de su propio terapeuta.
La también psicoterapeuta con estudios en literatura, historia, psicología y música dijo que actualmente Internet “no es un universo imaginario, sino que es la realidad vivida cotidianamente, para muchísima gente es la nueva realidad”.
Para muchas personas la vida cada vez más transcurre en Internet, donde desarrollan su trabajo, sus relaciones sociales, sus amores y hasta su sexualidad.
Con motivo de la publicación de su primera novela, titulada “Amores virtuales” (Random House Mondadori, 2010), la escritora y ensayista destacó que las personas se han volcado a Internet porque “éste es el reino de las fantasías cumplidas, opera como el inconsciente de nuestra era, es el mundo de la gratificación instantánea de todos los deseos que pueda uno tener e imaginar”.
Agregó además que en ese mundo virtual uno puede configurarse a sí mismo como uno quiera.
“Uno puede ser hombre, mujer, joven, viejo, músico, astronauta, lo que uno quiera ser, lo puede ser; puede uno viajar al espacio en Internet, puede relacionarse con quien quiera y todo está al alcance de la mano haciendo clic”, sostuvo.
No obstante, la especialista advirtió que las relaciones en Internet tienen riesgos, pues en principio se genera una ilusión negativa, se pierden elementos fundamentales de la comunicación humana, y no se crean vínculos reales sino ficticios.
Se hacen relaciones sin esfuerzo alguno, pero nos centramos en nuestros propios deseos, y escuchamos cada vez menos a las otras personas, y estos son hábitos que trasladamos a la realidad, opinó.
“Eso está cambiando nuestra forma de comunicarnos y de relacionarnos y cambia nuestra forma de pensar en la realidad, lo cual puede ser peligroso. Internet tiene sus lados bellos y apasionantes pero a la vez tiene sus peligros”, indicó.
Afirmó que entre los muchos riesgos está el acoso virtual, el cual “es más dañino que el acoso real porque es a distancia, no damos la cara ni vemos la cara de la otra persona”.
Otro de los ejemplos de esto es la pornografía virtual porque es infinitamente más variada y novedosa y genera una fuerte adicción.
A su juicio, otro de los problemas de la comunicación virtual es que nos ha acostumbrado a recibir respuestas inmediatas y cuando no se reciben, la gente regresa a una situación casi infantil de querer tener a todo mundo a su disposición.
Internet también crea una ilusión de cercanía falsa con la gente, y “cuando alguien se enamora perdidamente de otra persona sin conocerlo, en realidad podemos estar seguros de que es un amor fantasioso, hecho de fantasías y deseos proyectados”.
Recordó que la comunicación humana es principalmente no verbal, y explicó que cuando hablamos por celular o por el chat, no vemos a la persona, sus gestos, sus expresiones, sus movimientos, su tono de voz, sus pausas, y lo que queda es solo “un sencillo intercambio de información”.
Finalmente apuntó que su novela “Amores virtuales”, que no es de amores sino de intriga, le permitió soltar su imaginación e intentar describir cosas que vendrán con el tiempo, por ejemplo la psicoterapia virtual, donde uno puede configurar el avatar sicológico de su propio terapeuta.