Nicholas Spencer y Mackenzie Leigh Mathias Spencer, ambos de 32 años, han sido acusados de tortura agravada y tráfico de niños por el Tribunal de Buganda Road, en Uganda, el último 9 de diciembre. La pareja ha maltratado a uno de sus tres hijos adoptivos, según denunciaron sus vecinos, por lo que ahora corren el riesgo de ser ejecutados si es que son hallados culpables.
La familia vivía y trabajaba en Kampala desde el año 2017, a donde se mudaron para realizar labor humanitaria. En el 2018, decidieron adoptar a tres niños. Tras ello, se trasladaron a Naguru, un suburbio de clase alta de Kampala, para trabajar en una nueva empresa, aseguró la Policía.
Tal como indicó la Policía en un comunicado, los acusados habrían obligado a su hijastro de 10 años a estar descalzo y desnudo todo el día, así como a mantenerse en cuclillas. Asimismo, lo forzaban a dormir en una plataforma de madera.
Una mujer, quien se identificó como cuidadora del niño maltratado, confirmó los abusos contra el menor:
“Quería dejar el trabajo, pero sabía que si me iba sin hacer algo al respecto, la tortura continuaría”. De acuerdo a sus declaraciones, la pareja solo abusó de uno de sus tres hijos adoptivos porque aseguraban que el niño de 10 años era terco, hiperactivo y mentalmente inestable.
Por su parte, el abogado de la pareja, el cual no fue identificado, cuestionó la decisión de las autoridades ante el medio ugandés The Monitor:
”La última vez que estuvimos en la Corte, el Estado dijo que las investigaciones estaban completas y, sin embargo, hoy agregaron un nuevo cargo y dijeron que las investigaciones están en curso”, aseguró.
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La familia vivía y trabajaba en Kampala desde el año 2017, a donde se mudaron para realizar labor humanitaria. En el 2018, decidieron adoptar a tres niños. Tras ello, se trasladaron a Naguru, un suburbio de clase alta de Kampala, para trabajar en una nueva empresa, aseguró la Policía.
Tal como indicó la Policía en un comunicado, los acusados habrían obligado a su hijastro de 10 años a estar descalzo y desnudo todo el día, así como a mantenerse en cuclillas. Asimismo, lo forzaban a dormir en una plataforma de madera.
Una mujer, quien se identificó como cuidadora del niño maltratado, confirmó los abusos contra el menor:
“Quería dejar el trabajo, pero sabía que si me iba sin hacer algo al respecto, la tortura continuaría”. De acuerdo a sus declaraciones, la pareja solo abusó de uno de sus tres hijos adoptivos porque aseguraban que el niño de 10 años era terco, hiperactivo y mentalmente inestable.
Por su parte, el abogado de la pareja, el cual no fue identificado, cuestionó la decisión de las autoridades ante el medio ugandés The Monitor:
”La última vez que estuvimos en la Corte, el Estado dijo que las investigaciones estaban completas y, sin embargo, hoy agregaron un nuevo cargo y dijeron que las investigaciones están en curso”, aseguró.
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