Un baño no solamente sirve para deshacerse de lo que el día dejó en el cuerpo también funciona como una efectiva terapia de relajación.
El ritual del baño es una costumbre que se remonta a la Grecia Clásica y ha ido cambiando según las diversas épocas y las diferentes civilizaciones.
Los griegos consideraban al aseo corporal una práctica relacionada con el bienestar físico. Sus baños consitían en abluciones (purificarse por medio del agua, según ritos de algunas religiones, como la judaica y la mahometana) frías que se practicaban en el gimnasio después de las competencias atléticas.
En cambio, se sospechaba que que los baños calientes, muy apreciados en el Oriente, afeminaban a los que los tomaban, por lo que los deportistas y los guerreros los descartaban, y se recomendaban únicamente a niños y ancianos.
Desde la antigüedad se conocen las propiedades terapéuticas de las duchas. Entonces se creía que la mejor forma de prevenir enfermedades era no alterar el equilibrio de los humores, esencial para estar sano. De esta manera bañarse se convirtió en una medida de prevención para hacer frente a las carencias farmacológicas de ese tiempo.
Es en la época de los romanos que las duchas se desarrollaron de forma significativa, ya que lograron desligarse de los ejercicios físicos relacionados con el bienestar y se dio prioridad a un enfoque general más social.
En los centros termales los romanos se hacía masajes y se depilaban. El calentamiento muscular ya no se hacía con el ejercicio físico, sino con baños calientes, que se tomaban al finalizar el día para lograr relajar el cuerpo.
El agua como relajante del cuerpo es el tema que han elegido las escritoras Miroslava Stankovic y Silvia Steidle para su primer libro El arte del baño, lanzado recientemente por editoral Océano, que incluye más de 40 recetas de baño y un menú musical para crear un ambiente óptimo y relajado y lo convierte en toda una deliciosa experiencia.
Con plantas, frutos y flores
Las autoras recomiendan tomar estos baños especialmente en primavera y verano. Se debe tener tiempo para prepararlos y disfrutarlos, puede ser después de una caminata por el parque o de un paseo en bicicleta.
Las diferentes recetas sugeridas en el texto se preparan en decocción, que consiste en verter en agua fría cierta cantidad de plantas y hervirla durante un determinado tiempo.
La ebullición de esta peculiar receta dura entre 15 y 20 minutos si se trata de flores y hierbas, y entre 30 y 40 en el caso de raíces y cortezas.
Estas baños son muy frescos, así que mantendrán el cuerpo a temperatura ambiente y además lo perfumarán de tal manera que el aroma que se desprenda durante el día, llegará al cerebro y lo relajará por completo.
Manzanilla calmante
Ingredientes:
- 3 onzas y media de flores de manzanilla
- 5 onzas de flores de tilo
- 1 litro de agua
Preparación:
Introducir todos los ingredientes en una bolsita hecha de gasa y atarla fuertemente. Llevar el agua a ebullición y sumergir el costalito de hierbas. Dejar reposar 30 minutos con la tapadera. Retirar la bolsita y vertir el líquido.
Esta ducha es eficaz en caso de nerviosismo y agotamiento. Relaja los músclos y prepara el cuerpo para dormir como todo un bebé.
De aceites esenciales
Este tipo de aceites suelen ser muy perfumados, ya que se obtienen de diferentes métodos como la destilación o la extracción de las plantas. Son benéficos para la salud, el equilibrio y el bienestar. Salvo algunas excepciones, como las esencias de coníferas. En agua caliente sus efectos son efectivos en la piel.
El ritual del baño es una costumbre que se remonta a la Grecia Clásica y ha ido cambiando según las diversas épocas y las diferentes civilizaciones.
Los griegos consideraban al aseo corporal una práctica relacionada con el bienestar físico. Sus baños consitían en abluciones (purificarse por medio del agua, según ritos de algunas religiones, como la judaica y la mahometana) frías que se practicaban en el gimnasio después de las competencias atléticas.
En cambio, se sospechaba que que los baños calientes, muy apreciados en el Oriente, afeminaban a los que los tomaban, por lo que los deportistas y los guerreros los descartaban, y se recomendaban únicamente a niños y ancianos.
Desde la antigüedad se conocen las propiedades terapéuticas de las duchas. Entonces se creía que la mejor forma de prevenir enfermedades era no alterar el equilibrio de los humores, esencial para estar sano. De esta manera bañarse se convirtió en una medida de prevención para hacer frente a las carencias farmacológicas de ese tiempo.
Es en la época de los romanos que las duchas se desarrollaron de forma significativa, ya que lograron desligarse de los ejercicios físicos relacionados con el bienestar y se dio prioridad a un enfoque general más social.
En los centros termales los romanos se hacía masajes y se depilaban. El calentamiento muscular ya no se hacía con el ejercicio físico, sino con baños calientes, que se tomaban al finalizar el día para lograr relajar el cuerpo.
El agua como relajante del cuerpo es el tema que han elegido las escritoras Miroslava Stankovic y Silvia Steidle para su primer libro El arte del baño, lanzado recientemente por editoral Océano, que incluye más de 40 recetas de baño y un menú musical para crear un ambiente óptimo y relajado y lo convierte en toda una deliciosa experiencia.
Con plantas, frutos y flores
Las autoras recomiendan tomar estos baños especialmente en primavera y verano. Se debe tener tiempo para prepararlos y disfrutarlos, puede ser después de una caminata por el parque o de un paseo en bicicleta.
Las diferentes recetas sugeridas en el texto se preparan en decocción, que consiste en verter en agua fría cierta cantidad de plantas y hervirla durante un determinado tiempo.
La ebullición de esta peculiar receta dura entre 15 y 20 minutos si se trata de flores y hierbas, y entre 30 y 40 en el caso de raíces y cortezas.
Estas baños son muy frescos, así que mantendrán el cuerpo a temperatura ambiente y además lo perfumarán de tal manera que el aroma que se desprenda durante el día, llegará al cerebro y lo relajará por completo.
Manzanilla calmante
Ingredientes:
- 3 onzas y media de flores de manzanilla
- 5 onzas de flores de tilo
- 1 litro de agua
Preparación:
Introducir todos los ingredientes en una bolsita hecha de gasa y atarla fuertemente. Llevar el agua a ebullición y sumergir el costalito de hierbas. Dejar reposar 30 minutos con la tapadera. Retirar la bolsita y vertir el líquido.
Esta ducha es eficaz en caso de nerviosismo y agotamiento. Relaja los músclos y prepara el cuerpo para dormir como todo un bebé.
De aceites esenciales
Este tipo de aceites suelen ser muy perfumados, ya que se obtienen de diferentes métodos como la destilación o la extracción de las plantas. Son benéficos para la salud, el equilibrio y el bienestar. Salvo algunas excepciones, como las esencias de coníferas. En agua caliente sus efectos son efectivos en la piel.