A veces nuestras mascotas presentan conductas molestas que no son trastornos, ni indican un desequilibrio, pero nos molestan, son problemas de conducta.
Este puede ser el caso de perros que se revuelcan en excrementos de otros animales. Es algo que nos molesta terriblemente, pero es un comportamiento muy usual en los lobos, que intentan así camuflar el propio olor con el de sus presas.
En cambio, damos por sentado que algunos comportamientos son normales, cuando en realidad están indicando un desequilibrio emocional en nuestra mascota, es decir, que son un síntoma de que algo no marcha bien.
Los problemas de conducta que trataremos, serán los siguientes
Ladridos / maullidos incontrolados.
Pipís y cacas en casa.
Destrozos.
Agresividad.
Aunque perros y gatos son animales de psicología distinta, en general lo que se indica en estos artículos para los perros se puede aplicar también a los gatos.
¿Qué hacer si detectamos en nuestro animal de compañía alguno de estos problemas de conducta?
En los distintos artículos veremos que las regañinas y los castigos, sobre todo a destiempo o mal aplicados, no sólo no sirven para solucionar el problema, sino que suelen provocar que vaya a más. Esto sucede porque no suelen ser suficientes como para pararle los pies a nuestro perro ni para modificar su comportamiento, y además él obtiene nuestra atención, con lo cual su mala conducta sale premiada.
Si nuestra mascota presenta alguno de estos trastornos (especialmente el de la agresividad, que es el más grave y el que podría tener peores consecuencias si no se resuelve a tiempo) hemos de acudir cuanto antes a un adiestrador, es decir, a un experto en conducta canina y/o felina.
Esta persona deberá diagnosticar correctamente la causa por la cual nuestra mascota se comporta de esa manera y tratar no sólo dicho comportamiento, sino también su causa, para asegurarnos de que no hayan recaídas posteriores. Para ello son imprescindibles dos líneas de actuación:
La educación de nuestro animal de compañía, para mejorar el entendimiento (la comunicación) con él y para poner soluciones educativas más o menos rápidas a sus problemas de comportamiento, de manera que mejore la convivencia lo antes posible.
Durante la educación aprenderemos a conseguir que se porte mejor, utilizando para ello las técnicas y el modo de comunicación adecuados. Un buen adiestramiento ha de conseguir eliminar de su conducta todo aquello que no queremos que haga, así como que nos obedezca a la primera cuando le damos una orden.
El objetivo es que nunca tengamos que reñir a nuestro animal, con lo cual la convivencia se hace agradable y dejan de haber "malos rollos" en casa.
Además de la educación de nuestra mascota, es imprescindible tratar a nivel emocional (con métodos naturales, nunca con medicamentos), la causa de sus problemas de conducta. De esta manera evitaremos futuras recaídas y ayudaremos a nuestro animal a sentirse mejor (no sólo a comportarse mejor).
El objetivo es conseguir que nuestro animal tenga un carácter realmente equilibrado, y no quedarnos en la mera represión de sus "vicios", sobre todo si esto se hace con periódicos enrollados, cachetes en el culo, collares eléctricos, bozales, halties, transportines usados como "cárcel", y toda una lista de soluciones "fáciles" o baratas, pero poco éticas.
Laura Oliván
Especialista en comportamiento canino. Creadora del Adiestramiento Emocional. Reside en Barcelona (España)
Colaborador de enbuenasmanos.com
http://www.adiestramiento-emocional.com
Contacta con el autor
Este puede ser el caso de perros que se revuelcan en excrementos de otros animales. Es algo que nos molesta terriblemente, pero es un comportamiento muy usual en los lobos, que intentan así camuflar el propio olor con el de sus presas.
En cambio, damos por sentado que algunos comportamientos son normales, cuando en realidad están indicando un desequilibrio emocional en nuestra mascota, es decir, que son un síntoma de que algo no marcha bien.
Los problemas de conducta que trataremos, serán los siguientes
Ladridos / maullidos incontrolados.
Pipís y cacas en casa.
Destrozos.
Agresividad.
Aunque perros y gatos son animales de psicología distinta, en general lo que se indica en estos artículos para los perros se puede aplicar también a los gatos.
¿Qué hacer si detectamos en nuestro animal de compañía alguno de estos problemas de conducta?
En los distintos artículos veremos que las regañinas y los castigos, sobre todo a destiempo o mal aplicados, no sólo no sirven para solucionar el problema, sino que suelen provocar que vaya a más. Esto sucede porque no suelen ser suficientes como para pararle los pies a nuestro perro ni para modificar su comportamiento, y además él obtiene nuestra atención, con lo cual su mala conducta sale premiada.
Si nuestra mascota presenta alguno de estos trastornos (especialmente el de la agresividad, que es el más grave y el que podría tener peores consecuencias si no se resuelve a tiempo) hemos de acudir cuanto antes a un adiestrador, es decir, a un experto en conducta canina y/o felina.
Esta persona deberá diagnosticar correctamente la causa por la cual nuestra mascota se comporta de esa manera y tratar no sólo dicho comportamiento, sino también su causa, para asegurarnos de que no hayan recaídas posteriores. Para ello son imprescindibles dos líneas de actuación:
La educación de nuestro animal de compañía, para mejorar el entendimiento (la comunicación) con él y para poner soluciones educativas más o menos rápidas a sus problemas de comportamiento, de manera que mejore la convivencia lo antes posible.
Durante la educación aprenderemos a conseguir que se porte mejor, utilizando para ello las técnicas y el modo de comunicación adecuados. Un buen adiestramiento ha de conseguir eliminar de su conducta todo aquello que no queremos que haga, así como que nos obedezca a la primera cuando le damos una orden.
El objetivo es que nunca tengamos que reñir a nuestro animal, con lo cual la convivencia se hace agradable y dejan de haber "malos rollos" en casa.
Además de la educación de nuestra mascota, es imprescindible tratar a nivel emocional (con métodos naturales, nunca con medicamentos), la causa de sus problemas de conducta. De esta manera evitaremos futuras recaídas y ayudaremos a nuestro animal a sentirse mejor (no sólo a comportarse mejor).
El objetivo es conseguir que nuestro animal tenga un carácter realmente equilibrado, y no quedarnos en la mera represión de sus "vicios", sobre todo si esto se hace con periódicos enrollados, cachetes en el culo, collares eléctricos, bozales, halties, transportines usados como "cárcel", y toda una lista de soluciones "fáciles" o baratas, pero poco éticas.
Laura Oliván
Especialista en comportamiento canino. Creadora del Adiestramiento Emocional. Reside en Barcelona (España)
Colaborador de enbuenasmanos.com
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