Dos presuntos ladrones de motocicletas se hallan en situación crítica tras ser picados por hormigas venenosas como parte de un castigo al que fueron sometidos por pobladores de una aldea selvática en el oriente de Bolivia, informó una fuente médica.
Uno de ellos se halla en terapia intensiva y el otro requiere diálisis.
Ambos padecen una severa intoxicación que les provocó una insuficiencia renal, dijo a periodistas el médico Roberto Paz Soldán desde el hospital público donde fueron internados en la ciudad de Cochabamba, 210 kilómetros al este de La Paz.
Wilmer Machado, de 18 años, y Miller Macdonal Rodríguez, de 19, informaron a la policía que pobladores de la aldea de Ayopaya los torturaron y ataron a un árbol de palo santo para que los picaran las hormigas que anidan en el tronco, tras acusarlos de haber robado tres motocicletas.
La hermana de uno de ellos declaró a la emisora Fides que las dos familias pagaron un equivalente a 3 mil 700 dólares que les exigían los captores para resarcir el robo, de lo contrario corrían riesgo de ser linchados.
El jefe de la policía de la localidad más próxima a Ayopaya, teniente Diego Céspedes, dijo que los pobladores bloquearon el camino de ingreso para impedir la intervención de los agentes.
El médico que atendió a los dos jóvenes, el nefrólogo Marcelo Quiroga dijo que ambos se encuentran fuera de peligro, aunque aseguró que uno de ellos permanece en terapia intensiva pero ya sin respirador y se prevé que en unos días más sea trasladado a una sala normal.
Quiroga explicó que los jóvenes fueron amarrados por más de 48 horas y picados por miles de hormigas, cuyo veneno provocó una hinchazón en los músculos y así los riñones dejaron de funcionar provocándoles insuficiencia renal.
En regiones rurales aisladas y barriadas donde escasea el control policial ocurren con relativa frecuencia linchamientos de presuntos delincuentes pillados infraganti.
Esa práctica llamada "justicia comunitaria" muchas veces queda en la impunidad debido al pacto del silencio que adoptan quienes la aplican. Pero no es frecuente que los sospechosos sean atados a un palo santo. La picadura de las hormigas que viven en esos árboles es mucho más potente que de la abeja y puede ser letal.
Fuente: Excelsior
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Uno de ellos se halla en terapia intensiva y el otro requiere diálisis.
Ambos padecen una severa intoxicación que les provocó una insuficiencia renal, dijo a periodistas el médico Roberto Paz Soldán desde el hospital público donde fueron internados en la ciudad de Cochabamba, 210 kilómetros al este de La Paz.
Wilmer Machado, de 18 años, y Miller Macdonal Rodríguez, de 19, informaron a la policía que pobladores de la aldea de Ayopaya los torturaron y ataron a un árbol de palo santo para que los picaran las hormigas que anidan en el tronco, tras acusarlos de haber robado tres motocicletas.
La hermana de uno de ellos declaró a la emisora Fides que las dos familias pagaron un equivalente a 3 mil 700 dólares que les exigían los captores para resarcir el robo, de lo contrario corrían riesgo de ser linchados.
El jefe de la policía de la localidad más próxima a Ayopaya, teniente Diego Céspedes, dijo que los pobladores bloquearon el camino de ingreso para impedir la intervención de los agentes.
El médico que atendió a los dos jóvenes, el nefrólogo Marcelo Quiroga dijo que ambos se encuentran fuera de peligro, aunque aseguró que uno de ellos permanece en terapia intensiva pero ya sin respirador y se prevé que en unos días más sea trasladado a una sala normal.
Quiroga explicó que los jóvenes fueron amarrados por más de 48 horas y picados por miles de hormigas, cuyo veneno provocó una hinchazón en los músculos y así los riñones dejaron de funcionar provocándoles insuficiencia renal.
En regiones rurales aisladas y barriadas donde escasea el control policial ocurren con relativa frecuencia linchamientos de presuntos delincuentes pillados infraganti.
Esa práctica llamada "justicia comunitaria" muchas veces queda en la impunidad debido al pacto del silencio que adoptan quienes la aplican. Pero no es frecuente que los sospechosos sean atados a un palo santo. La picadura de las hormigas que viven en esos árboles es mucho más potente que de la abeja y puede ser letal.
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