Te levantas temprano por la mañana, te alistas rápidamente para ir al trabajo y sales muy apurado. No debes perder ni un minuto, y por eso en ningún momento se te cruza por la cabeza la idea de sentarte a tomar un buen desayuno
Si te sientes identificado con esta rutina, es momento de que te enteres cómo se está perjudicando tu salud por saltearte la primera comida del día.
La ingesta del desayuno es importante a cualquier edad. Luego de varias horas de ayuno (que pueden llegar a ser entre 8 y 10) el cuerpo empieza a necesitar nuestro principal combustible y fuente de energía: la glucosa. Si uno no come por la mañana, el cuerpo recurre a las reservas de emergencia para obtener energía, es decir empieza a "consumir" los músculos, y por esta razón nuestro organismo sufre alteraciones en su funcionamiento normal. Al omitir el desayuno se desencadena una serie de cambios hormonales para permitir al cuerpo conseguir glucosa. Esto repercute negativamente en nuestra salud generando decaimiento, falta de concentración, mal humor y afectando nuestro rendimiento físico e intelectual.
Pero esta no es la única consecuencia. En el caso de los niños y adolescentes, omitir el desayuno podría afectar su desarrollo y crecimiento óptimos, pues no estarían ingiriendo el total de nutrientes que necesitan en un día. Además, se ha comprobado que quienes no toman desayuno (tanto niños como adultos), tienen una mayor probabilidad de ganar peso que quienes sí lo hacen. Esto se debe a que la persona tiende a consumir alimentos altamente calóricos ("piqueos" y bebidas azucaradas) a lo largo de la mañana para lograr disminuir el hambre acumulado, o de lo contrario, almuerzan más de lo que deberían, ya que llegan al mediodía con un hambre voraz. Además, al no tener suficiente glucosa por la mañana, el metabolismo se vuelve más lento para adaptarse a este cambio y por eso el cuerpo gasta menos energía y almacena más reservas. Pero horas más tarde, cuando uno ingiere una gran cantidad de alimentos en el almuerzo, el metabolismo aún se mantiene "lento", por lo que todo lo que se ingiere, se asimila con mayor facilidad y se reserva en forma de grasa. En consecuencia, aquellos que no toman desayuno como una estrategia para bajar de peso, lograrán conseguir todo lo contrario.
A diferencia de lo que muchos creen, un jugo de naranja o un café no se consideran como un desayuno balanceado. Para que la primera comida del día sea saludable, nutritiva y cumpla con su función, debe representar entre el 20% y 25% de las calorías ingeridas en un día, y debe incluir una fuente de carbohidratos (cereales y derivados de preferencia integrales, frutas), una fuente de proteínas (huevos, derivados cárnicos, lácteos bajos en grasa, etc.) y fibra (cereales integrales, frutas, verduras, frutos secos, etc.). Los alimentos y las cantidades recomendadas varían según la edad, la actividad física y otros factores fisiológicos, y dependen de los gustos de cada persona.
La primera comida del día te permitirá tener un rendimiento físico e intelectual óptimo, controlar tu peso, evitar la deficiencia de nutrientes y tener la energía necesaria para el resto de la mañana. Además, es importante inculcarle a los niños el hábito de tomar desayuno desde muy pequeños, para asegurar su correcto crecimiento y desempeño físico y mental. La falta de tiempo no es excusa para no tomar desayuno. Existen alternativas fáciles, rápidas y nutritivas. Invertir un tiempo cada mañana para tomar desayuno, equivale a invertir en tu salud.
Fuente: Publimetro Perú
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Si te sientes identificado con esta rutina, es momento de que te enteres cómo se está perjudicando tu salud por saltearte la primera comida del día.
La ingesta del desayuno es importante a cualquier edad. Luego de varias horas de ayuno (que pueden llegar a ser entre 8 y 10) el cuerpo empieza a necesitar nuestro principal combustible y fuente de energía: la glucosa. Si uno no come por la mañana, el cuerpo recurre a las reservas de emergencia para obtener energía, es decir empieza a "consumir" los músculos, y por esta razón nuestro organismo sufre alteraciones en su funcionamiento normal. Al omitir el desayuno se desencadena una serie de cambios hormonales para permitir al cuerpo conseguir glucosa. Esto repercute negativamente en nuestra salud generando decaimiento, falta de concentración, mal humor y afectando nuestro rendimiento físico e intelectual.
Pero esta no es la única consecuencia. En el caso de los niños y adolescentes, omitir el desayuno podría afectar su desarrollo y crecimiento óptimos, pues no estarían ingiriendo el total de nutrientes que necesitan en un día. Además, se ha comprobado que quienes no toman desayuno (tanto niños como adultos), tienen una mayor probabilidad de ganar peso que quienes sí lo hacen. Esto se debe a que la persona tiende a consumir alimentos altamente calóricos ("piqueos" y bebidas azucaradas) a lo largo de la mañana para lograr disminuir el hambre acumulado, o de lo contrario, almuerzan más de lo que deberían, ya que llegan al mediodía con un hambre voraz. Además, al no tener suficiente glucosa por la mañana, el metabolismo se vuelve más lento para adaptarse a este cambio y por eso el cuerpo gasta menos energía y almacena más reservas. Pero horas más tarde, cuando uno ingiere una gran cantidad de alimentos en el almuerzo, el metabolismo aún se mantiene "lento", por lo que todo lo que se ingiere, se asimila con mayor facilidad y se reserva en forma de grasa. En consecuencia, aquellos que no toman desayuno como una estrategia para bajar de peso, lograrán conseguir todo lo contrario.
A diferencia de lo que muchos creen, un jugo de naranja o un café no se consideran como un desayuno balanceado. Para que la primera comida del día sea saludable, nutritiva y cumpla con su función, debe representar entre el 20% y 25% de las calorías ingeridas en un día, y debe incluir una fuente de carbohidratos (cereales y derivados de preferencia integrales, frutas), una fuente de proteínas (huevos, derivados cárnicos, lácteos bajos en grasa, etc.) y fibra (cereales integrales, frutas, verduras, frutos secos, etc.). Los alimentos y las cantidades recomendadas varían según la edad, la actividad física y otros factores fisiológicos, y dependen de los gustos de cada persona.
La primera comida del día te permitirá tener un rendimiento físico e intelectual óptimo, controlar tu peso, evitar la deficiencia de nutrientes y tener la energía necesaria para el resto de la mañana. Además, es importante inculcarle a los niños el hábito de tomar desayuno desde muy pequeños, para asegurar su correcto crecimiento y desempeño físico y mental. La falta de tiempo no es excusa para no tomar desayuno. Existen alternativas fáciles, rápidas y nutritivas. Invertir un tiempo cada mañana para tomar desayuno, equivale a invertir en tu salud.
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