por jimo 2nd Octubre 2010, 22:48Además del alcohol, las drogas y el exceso de velocidad al volante, uno de los principales temores que los padres tienen con respecto a sus hijos es que éstos se expongan al sexo antes de tiempo. Más aún, por encima de dicho recelo, está la preocupación de que, cuando lo hagan, sea de una manera distorsionada: por medio de la pornografía, que está tan rampante hoy día.
Por si fuera poco, la tecnología -accesible a casi todos y virtualmente dondequiera- hace que el material obsceno esté fácilmente disponible hasta para los más pequeños. De modo que no sería una exageración apostar a que -lo queramos o no-, con toda probabilidad, nuestros hijos van a ver material sexual sin nuestro conocimiento y permiso, y antes de que estén listos para ello.
Entonces, ¿no sería prudente que diéramos por sentado que, en efecto, esto ocurrirá? Y, ¿no sería más inteligente aún que estuviéramos bien preparados para enfrentar ese momento?
El Dr. Enrique Gelpí Merheb, psicólogo especialista en niños y adolescentes, contesta ambas interrogantes con un “sí” rotundo.
Cómo reaccionar
Cualesquiera que sean las circunstancias bajo las cuales un menor de edad se exponga a la pornografía -que lo haga motu proprio o que sea instigado por uno de sus pares-, el calibre de nuestra reacción deberá estar matizado por “el contenido de la información que llegue a las manos de los niños. No es lo mismo ver a una mujer sin ropa que ver un vídeo de una pareja teniendo relaciones sexuales”, advirtió Gelpí Merheb. Esto nos ayudará a determinar qué hacer y decir “y cómo trabajar con nuestros nenes”, añadió.
En todo caso, si hay algo que no debemos hacer, bajo ninguna circunstancia, es reaccionar con aspavientos, porque eso sólo logrará que se cierren las puertas al diálogo. “Básicamente”, continuó el psicólogo, “si reaccionas con exabruptos, esto lo que puede generar son sentimientos de culpa e inseguridad”, en el menor. “Empezará a desarrollar actitudes negativas hacia la sexualidad, hacia la masturbación”, en general, y esto, a su vez, “pudiera tener un efecto perjudicial en sus relaciones físicas futuras. Si sobrerreaccionamos o generamos este tipo de sentimientos, eso va a cortar por completo la comunicación sobre este tema que, de por sí, es difícil para muchos”.
¿Por qué nos alteramos?
Además del factor obvio de la preocupación por el bienestar de nuestros hijos, Gelpí Merheb achaca nuestras reacciones iracundas a “la frustración. Es una reacción típica y, a veces, no sabemos filtrar nuestras emociones. Actuamos de manera impulsiva y reactiva, y esto hace que, normalmente, nuestras respuestas sean agresivas”.
Por todo ello, se hace imperativo que reconozcamos que -nos guste o no- el sexo es parte natural del desarrollo de nuestros hijos y consta de experiencias que, más tarde o más temprano, deberán confrontar.
Debemos aceptar nuestra responsabilidad
“La mayoría de los padres vivimos en negación”, concedió el experto. “Uno no quisiera tener que pasar por eso”, de tener que hablarles a los hijos sobre sexualidad. “Uno quisiera pensar que sus hijos no van a usar drogas ni alcohol, que no van a ver pornografía, que no van a tener sexo antes de tiempo”, mencionó.
Pero, es imposible tener control sobre nuestros hijos absolutamente todo el tiempo. Por tanto, si sabemos que, eventualmente, se convertirán en seres sexuales, procuremos que para su desarrollo tengan siempre la información correcta. “Si lo seguimos negando, no los estaremos ayudando a protegerse”, acotó.
De otra parte, a veces, “nosotros mismos contribuimos a la hipersexualidad de nuestros hijos” al permitir que se expongan antes de tiempo a “películas, programas de televisión y juegos de vídeo” de marcado contenido sexual. Para prevenirlo, pues debemos hacer uso “de los controles tecnológicos que tenemos a nuestra disposición”.
Por último, el psicólogo nos instó a que “no seamos ingenuos. Para evitar nuestras reacciones negativas, muchos nenes van a fingir que las drogas, el alcohol y el sexo no les interesan; van a echar una cortina de humo para despistarnos, van a sonar convincentes. Pero, la realidad es que”, por todo lo antes mencionado, “se van a estar exponiendo”.
Entonces, ¡estemos preparados!
El especialista también señaló que, “no importa la edad del menor”, si lo sorprendemos viendo pornografía, debemos aprovechar “la oportunidad para traer otros temas a la mesa, para orientarle sobre sexualidad: qué es lo correcto, cuáles son los valores y principios por los que debe guiarse, recordarle cómo protegerse...”, enumeró.
Todo ello, nuevamente, con miras a mantener abiertos los canales de comunicación con nuestros hijos.
Consejos del experto
El Dr. Enrique Gelpí Merheb sugiere que, si descubrimos a nuestros hijos viendo material pornográfico:
- No reaccionemos de manera exagerada, impulsiva o agresiva. Evitemos gritos, regaños y humillaciones.
- No ridiculicemos ni menospreciemos al menor.
- Recordemos y aceptemos que esto puede ser parte de la etapa del desarrollo del menor, de su curiosidad natural o ser el resultado de la presión de otros niños para hacerlo.
- Mantengamos la calma y entendamos que esto no significa que nuestro hijo(a) es un(a) pervertido(a) sexual ni que va a tener otros tipos de problemas relacionados con la sexualidad.
- Recordemos que, en la actualidad, esto ocurre con mayor frecuencia debido a los cambios en los medios de comunicación y la tecnología. Después de todo, la accesibilidad a este tipo de material es más grande que nunca.
- La programación de televisión, los reality shows y los vídeos musicales con mucha carga sexual despiertan la curiosidad y los exponen a información inapropiada para su edad.
- Si la situación surge, aprovechémosla para hablar sobre sexualidad, relaciones saludables, valores, creencias y expectativas en cuanto al sexo opuesto.
Por si fuera poco, la tecnología -accesible a casi todos y virtualmente dondequiera- hace que el material obsceno esté fácilmente disponible hasta para los más pequeños. De modo que no sería una exageración apostar a que -lo queramos o no-, con toda probabilidad, nuestros hijos van a ver material sexual sin nuestro conocimiento y permiso, y antes de que estén listos para ello.
Entonces, ¿no sería prudente que diéramos por sentado que, en efecto, esto ocurrirá? Y, ¿no sería más inteligente aún que estuviéramos bien preparados para enfrentar ese momento?
El Dr. Enrique Gelpí Merheb, psicólogo especialista en niños y adolescentes, contesta ambas interrogantes con un “sí” rotundo.
Cómo reaccionar
Cualesquiera que sean las circunstancias bajo las cuales un menor de edad se exponga a la pornografía -que lo haga motu proprio o que sea instigado por uno de sus pares-, el calibre de nuestra reacción deberá estar matizado por “el contenido de la información que llegue a las manos de los niños. No es lo mismo ver a una mujer sin ropa que ver un vídeo de una pareja teniendo relaciones sexuales”, advirtió Gelpí Merheb. Esto nos ayudará a determinar qué hacer y decir “y cómo trabajar con nuestros nenes”, añadió.
En todo caso, si hay algo que no debemos hacer, bajo ninguna circunstancia, es reaccionar con aspavientos, porque eso sólo logrará que se cierren las puertas al diálogo. “Básicamente”, continuó el psicólogo, “si reaccionas con exabruptos, esto lo que puede generar son sentimientos de culpa e inseguridad”, en el menor. “Empezará a desarrollar actitudes negativas hacia la sexualidad, hacia la masturbación”, en general, y esto, a su vez, “pudiera tener un efecto perjudicial en sus relaciones físicas futuras. Si sobrerreaccionamos o generamos este tipo de sentimientos, eso va a cortar por completo la comunicación sobre este tema que, de por sí, es difícil para muchos”.
¿Por qué nos alteramos?
Además del factor obvio de la preocupación por el bienestar de nuestros hijos, Gelpí Merheb achaca nuestras reacciones iracundas a “la frustración. Es una reacción típica y, a veces, no sabemos filtrar nuestras emociones. Actuamos de manera impulsiva y reactiva, y esto hace que, normalmente, nuestras respuestas sean agresivas”.
Por todo ello, se hace imperativo que reconozcamos que -nos guste o no- el sexo es parte natural del desarrollo de nuestros hijos y consta de experiencias que, más tarde o más temprano, deberán confrontar.
Debemos aceptar nuestra responsabilidad
“La mayoría de los padres vivimos en negación”, concedió el experto. “Uno no quisiera tener que pasar por eso”, de tener que hablarles a los hijos sobre sexualidad. “Uno quisiera pensar que sus hijos no van a usar drogas ni alcohol, que no van a ver pornografía, que no van a tener sexo antes de tiempo”, mencionó.
Pero, es imposible tener control sobre nuestros hijos absolutamente todo el tiempo. Por tanto, si sabemos que, eventualmente, se convertirán en seres sexuales, procuremos que para su desarrollo tengan siempre la información correcta. “Si lo seguimos negando, no los estaremos ayudando a protegerse”, acotó.
De otra parte, a veces, “nosotros mismos contribuimos a la hipersexualidad de nuestros hijos” al permitir que se expongan antes de tiempo a “películas, programas de televisión y juegos de vídeo” de marcado contenido sexual. Para prevenirlo, pues debemos hacer uso “de los controles tecnológicos que tenemos a nuestra disposición”.
Por último, el psicólogo nos instó a que “no seamos ingenuos. Para evitar nuestras reacciones negativas, muchos nenes van a fingir que las drogas, el alcohol y el sexo no les interesan; van a echar una cortina de humo para despistarnos, van a sonar convincentes. Pero, la realidad es que”, por todo lo antes mencionado, “se van a estar exponiendo”.
Entonces, ¡estemos preparados!
El especialista también señaló que, “no importa la edad del menor”, si lo sorprendemos viendo pornografía, debemos aprovechar “la oportunidad para traer otros temas a la mesa, para orientarle sobre sexualidad: qué es lo correcto, cuáles son los valores y principios por los que debe guiarse, recordarle cómo protegerse...”, enumeró.
Todo ello, nuevamente, con miras a mantener abiertos los canales de comunicación con nuestros hijos.
Consejos del experto
El Dr. Enrique Gelpí Merheb sugiere que, si descubrimos a nuestros hijos viendo material pornográfico:
- No reaccionemos de manera exagerada, impulsiva o agresiva. Evitemos gritos, regaños y humillaciones.
- No ridiculicemos ni menospreciemos al menor.
- Recordemos y aceptemos que esto puede ser parte de la etapa del desarrollo del menor, de su curiosidad natural o ser el resultado de la presión de otros niños para hacerlo.
- Mantengamos la calma y entendamos que esto no significa que nuestro hijo(a) es un(a) pervertido(a) sexual ni que va a tener otros tipos de problemas relacionados con la sexualidad.
- Recordemos que, en la actualidad, esto ocurre con mayor frecuencia debido a los cambios en los medios de comunicación y la tecnología. Después de todo, la accesibilidad a este tipo de material es más grande que nunca.
- La programación de televisión, los reality shows y los vídeos musicales con mucha carga sexual despiertan la curiosidad y los exponen a información inapropiada para su edad.
- Si la situación surge, aprovechémosla para hablar sobre sexualidad, relaciones saludables, valores, creencias y expectativas en cuanto al sexo opuesto.
