Empecé a tener más manchas en la cara”, dijo Kevin Kwong, quien, después de 9 citas médicas y 2 diagnósticos erróneos, conoció que se había contagiado de la viruela del mono.
Kevin Kwong (33 años) fue diagnosticado en EE. UU. por error con sarna y herpes tras quejarse de una intensa picazón que le causaba dolor en sus manos. Además, le empezaron a aparecer manchas y erupciones que se extendieron a sus codos y tobillos.
“Todo empeoró rápidamente”, dijo el hombre, quien, después de nueve citas con médicos y enfermeras y dos diagnósticos incorrectos, conoció que se había contagiado de la viruela del mono
Empecé a tener más manchas en la cara”
Kevin contó su dramática experiencia y los episodios de angustia e incertidumbre que llegó a vivir en julio, ya que, en su momento, los doctores no podían dar con el diagnóstico correcto. A pesar de hacerse dos pruebas, nunca dio positivo para la viruela del mono.
“Todo comenzó a empeorar rápidamente… Empecé a tener más manchas en la cara, más enrojecimiento y comenzaron a perder líquido. La erupción se expandió a mis codos, mis manos y tobillos”, señaló a California Healthline.
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Al principio, Kwong trató la erupción con los esteroides tópicos que se utiliza para la dermatitis. Foto: Telemundo
Peter Chin-Hong, especialista en enfermedades infecciosas, afirmó que el caso de Kevin dio inicio a una exhaustiva investigación.
“Él llegó en medio de la noche cuando no había muchos recursos disponibles. Así que creo que, después de su caso, estamos haciendo mucha evaluación. Pero creo que el médico promedio no siempre sabe qué hacer”, explicó el doctor.
Diagnósticos erróneos
Al principio, Kwong trató la erupción con los esteroides tópicos que se utiliza para la dermatitis, pero, cuando eso no funcionó, tuvo una cita en línea con una enfermera. Ella le diagnosticó herpes y le recetó un medicamento antiviral.
Sin embargo, la erupción se extendió rápidamente a más partes de su cuerpo.
Alarmado, Kwong fue a una clínica de urgencias. El médico le diagnosticó sarna, una erupción causada por ácaros que se introducen en la piel.
“Mis manchas se concentraban en las manos, las muñecas, los pies y los codos, que son lugares privilegiados para la sarna”, contó Kwong.
No sabía qué me estaba pasando”
Durante otra cita virtual, en mitad de la noche, una enfermera se dio cuenta de que la erupción se había extendido hacia los ojos y le dijo que vaya de emergencia a un hospital.
Los médicos del Alta Bates Summit Medical Center de Oakland le dijeron que podría tener viruela del mono.
“Estuvieron investigando mientras yo estaba en la habitación. Llamaron a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Como paciente, sentía que no sabía qué me estaba pasando, pero no me di cuenta de la poca información con que contaban los profesionales y de lo poco preparados que estaban ellos también”, expresó.
Le sacaron una prueba de la viruela del mono y le dijeron que volviera si tenía fiebre o empezaba a vomitar.
No contento con eso, Kwong decidió ir al Centro Médico de la Universidad de California-San Francisco (UCSF), donde por fin le diagnosticaron la viruela del mono y le dieron un tratamiento.
Tras estar a punto de quedarse ciego por la erupción, Kevin notó que, en el primer día de tratamiento, sus heridas habían dejado de extenderse.
El médico Chin-Hong dijo que era posible que los que tomaron las muestras de las lesiones no frotaron con la suficiente fuerza para obtener células vivas.
“Es muy difícil obtener una buena muestra en este tipo de lesiones porque el paciente suele sentir dolor. Y no te gusta ver a la gente sufrir”, finalizó Chin-Hong.
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Kevin Kwong (33 años) fue diagnosticado en EE. UU. por error con sarna y herpes tras quejarse de una intensa picazón que le causaba dolor en sus manos. Además, le empezaron a aparecer manchas y erupciones que se extendieron a sus codos y tobillos.
“Todo empeoró rápidamente”, dijo el hombre, quien, después de nueve citas con médicos y enfermeras y dos diagnósticos incorrectos, conoció que se había contagiado de la viruela del mono
Empecé a tener más manchas en la cara”
Kevin contó su dramática experiencia y los episodios de angustia e incertidumbre que llegó a vivir en julio, ya que, en su momento, los doctores no podían dar con el diagnóstico correcto. A pesar de hacerse dos pruebas, nunca dio positivo para la viruela del mono.
“Todo comenzó a empeorar rápidamente… Empecé a tener más manchas en la cara, más enrojecimiento y comenzaron a perder líquido. La erupción se expandió a mis codos, mis manos y tobillos”, señaló a California Healthline.
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Al principio, Kwong trató la erupción con los esteroides tópicos que se utiliza para la dermatitis. Foto: Telemundo
Peter Chin-Hong, especialista en enfermedades infecciosas, afirmó que el caso de Kevin dio inicio a una exhaustiva investigación.
“Él llegó en medio de la noche cuando no había muchos recursos disponibles. Así que creo que, después de su caso, estamos haciendo mucha evaluación. Pero creo que el médico promedio no siempre sabe qué hacer”, explicó el doctor.
Diagnósticos erróneos
Al principio, Kwong trató la erupción con los esteroides tópicos que se utiliza para la dermatitis, pero, cuando eso no funcionó, tuvo una cita en línea con una enfermera. Ella le diagnosticó herpes y le recetó un medicamento antiviral.
Sin embargo, la erupción se extendió rápidamente a más partes de su cuerpo.
Alarmado, Kwong fue a una clínica de urgencias. El médico le diagnosticó sarna, una erupción causada por ácaros que se introducen en la piel.
“Mis manchas se concentraban en las manos, las muñecas, los pies y los codos, que son lugares privilegiados para la sarna”, contó Kwong.
No sabía qué me estaba pasando”
Durante otra cita virtual, en mitad de la noche, una enfermera se dio cuenta de que la erupción se había extendido hacia los ojos y le dijo que vaya de emergencia a un hospital.
Los médicos del Alta Bates Summit Medical Center de Oakland le dijeron que podría tener viruela del mono.
“Estuvieron investigando mientras yo estaba en la habitación. Llamaron a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Como paciente, sentía que no sabía qué me estaba pasando, pero no me di cuenta de la poca información con que contaban los profesionales y de lo poco preparados que estaban ellos también”, expresó.
Le sacaron una prueba de la viruela del mono y le dijeron que volviera si tenía fiebre o empezaba a vomitar.
No contento con eso, Kwong decidió ir al Centro Médico de la Universidad de California-San Francisco (UCSF), donde por fin le diagnosticaron la viruela del mono y le dieron un tratamiento.
Tras estar a punto de quedarse ciego por la erupción, Kevin notó que, en el primer día de tratamiento, sus heridas habían dejado de extenderse.
El médico Chin-Hong dijo que era posible que los que tomaron las muestras de las lesiones no frotaron con la suficiente fuerza para obtener células vivas.
“Es muy difícil obtener una buena muestra en este tipo de lesiones porque el paciente suele sentir dolor. Y no te gusta ver a la gente sufrir”, finalizó Chin-Hong.
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