Según medios locales, la mujer habría donado todo el dinero ganado por el hombre que trabaja los 7 días de la semana.
Por falta de antecedentes, el hombre no fue trasladado a la cárcel. Foto: Clarín
Un iracundo hombre prendió fuego a la iglesia de San Basilio el Grande, en San Petersburgo, Rusia, la mañana del 26 de junio. Aparentemente, lo hizo porque su esposa realizó una cuantiosa contribución económica a la institución.
Las constantes donaciones que la mujer habría entregado a la iglesia generaron que el esposo planeara el atentado contra el templo. Así que, cuando no aguantó más, tomó un bidón de gasolina, fue hasta el mencionado lugar y roció todo con el combustible.
Los seguidores de la organización, al observar la escena, se desesperaron y tomaron el control de la situación. El grupo se separó para apagar las grandes llamas de fuego que destruían todo a su paso y lo lograron incluso antes de la llegada de los bomberos.
Medios locales indicaron que los residentes del pueblo de Pargolovo miraron con “lágrimas en los ojos” cómo el fuego había destruido por completo el templo. No obstante, la tristeza dio paso a la furia hacia el aparente responsable del siniestro.
Aunque en un principio se pensó que el fuego inició por un corto circuito, e incluso que fue obra de Dios para construir una mejor iglesia, pronto encontraron otra supuesta causa del incidente.
Se trataba del hombre de 36 años que, aparentemente, visitó el local y le prendió fuego.
Medios de comunicación del pueblo, como el periódico Komsomolskaya Pravda, contaron que el sujeto trabaja todos los días de la semana, y con poco descanso, para mantener su hogar; sin embargo, su esposa habría llevado todo el sueldo ganado hasta la iglesia.
Según el mismo diario, el esposo aceptó la culpabilidad una vez que la Policía dio con su paradero. Incluso, pidió ser detenido por su delito; no obstante, debido a no contar con antecedentes, el juez lo liberó hasta que se dicte su sentenci
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Por falta de antecedentes, el hombre no fue trasladado a la cárcel. Foto: Clarín
Un iracundo hombre prendió fuego a la iglesia de San Basilio el Grande, en San Petersburgo, Rusia, la mañana del 26 de junio. Aparentemente, lo hizo porque su esposa realizó una cuantiosa contribución económica a la institución.
Las constantes donaciones que la mujer habría entregado a la iglesia generaron que el esposo planeara el atentado contra el templo. Así que, cuando no aguantó más, tomó un bidón de gasolina, fue hasta el mencionado lugar y roció todo con el combustible.
Los seguidores de la organización, al observar la escena, se desesperaron y tomaron el control de la situación. El grupo se separó para apagar las grandes llamas de fuego que destruían todo a su paso y lo lograron incluso antes de la llegada de los bomberos.
Medios locales indicaron que los residentes del pueblo de Pargolovo miraron con “lágrimas en los ojos” cómo el fuego había destruido por completo el templo. No obstante, la tristeza dio paso a la furia hacia el aparente responsable del siniestro.
Aunque en un principio se pensó que el fuego inició por un corto circuito, e incluso que fue obra de Dios para construir una mejor iglesia, pronto encontraron otra supuesta causa del incidente.
Se trataba del hombre de 36 años que, aparentemente, visitó el local y le prendió fuego.
Medios de comunicación del pueblo, como el periódico Komsomolskaya Pravda, contaron que el sujeto trabaja todos los días de la semana, y con poco descanso, para mantener su hogar; sin embargo, su esposa habría llevado todo el sueldo ganado hasta la iglesia.
Según el mismo diario, el esposo aceptó la culpabilidad una vez que la Policía dio con su paradero. Incluso, pidió ser detenido por su delito; no obstante, debido a no contar con antecedentes, el juez lo liberó hasta que se dicte su sentenci
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