Magaliesburg, Sudáfrica. -El capitán de Portugal, Cristiano Ronaldo, sigue alejado del gol con la selección lusa y sumó un nuevo partido de tensión y frustración por no marcar tras 16 meses sin ver puerta con el equipo nacional.
El delantero portugués, muy concentrado y con los ojos cerrados mientras sonaba el himno luso antes del partido ante Costa de Marfil en Port Elizabeth, no logró marcar en toda la fase de clasificación y sólo de penalti, en un amistoso contra Finlandia en febrero de 2009, anotó el único tanto desde que Carlos Queiroz es seleccionador.
Es consciente de que la única forma de marca es intentarlo, aunque sea desde lejos y, en el minuto 11, a más de 30 metros de distancia, probó suerte con la pierna derecha y la pelota chocó violentamente con el palo derecho de la portería de Barry.
Al ver el disparo del delantero del Real Madrid, Didier Drogba se santiguó en el banquillo dando gracias porque ese fantástico disparo no encontró su destino por escasos centímetros.
El capitán portugués estaba totalmente metido en el partido y su tensión era tan elevada que, tras recibir una entrada del defensa marfileño Demel, se encaro con él, lo que le costó una amarilla.
Cristiano lo pasó mal durante la primera parte. Tras ver como su disparo se fue al poste, buscó y buscó la forma de penetrar en territorio marfileño sin encontrar una vía válida para lograrlo.
Instantes antes de comenzar la segunda parte, la estrella lusa y Deco conversaban sobre la forma de atacar el ordenado sistema defensivo impuesto por Costa de Marfil. Nada cambió tras el descanso.
Durante todo el partido, Cristiano Ronaldo estuvo serio, concentrado, pendiente de cada detalle que le pudiera dar la ventaja suficiente para lanzar cualquiera de sus piernas para colocar la pelota en la portería de Costa de Marfil.
Sus gestos eran tan evidentes que, tras un disparo de falta ligeramente desviado, la estrella de los "elefantes" y uno de sus principales rivales cuando jugaba en Inglaterra, Didier Drogba, se acercó a él y le pasó el brazo por el hombro, una muestra de complicidad y compresión que no se suele ver durante partidos de este nivel.
Cristiano Ronaldo busca su vigésimo tercer gol con la selección portuguesa y, aunque dice que no le preocupa, su gestos en el terreno de juego dicen que a este ganador nato no le gusta estar con la pólvora mojada desde hace casi año y medio.
El delantero portugués, muy concentrado y con los ojos cerrados mientras sonaba el himno luso antes del partido ante Costa de Marfil en Port Elizabeth, no logró marcar en toda la fase de clasificación y sólo de penalti, en un amistoso contra Finlandia en febrero de 2009, anotó el único tanto desde que Carlos Queiroz es seleccionador.
Es consciente de que la única forma de marca es intentarlo, aunque sea desde lejos y, en el minuto 11, a más de 30 metros de distancia, probó suerte con la pierna derecha y la pelota chocó violentamente con el palo derecho de la portería de Barry.
Al ver el disparo del delantero del Real Madrid, Didier Drogba se santiguó en el banquillo dando gracias porque ese fantástico disparo no encontró su destino por escasos centímetros.
El capitán portugués estaba totalmente metido en el partido y su tensión era tan elevada que, tras recibir una entrada del defensa marfileño Demel, se encaro con él, lo que le costó una amarilla.
Cristiano lo pasó mal durante la primera parte. Tras ver como su disparo se fue al poste, buscó y buscó la forma de penetrar en territorio marfileño sin encontrar una vía válida para lograrlo.
Instantes antes de comenzar la segunda parte, la estrella lusa y Deco conversaban sobre la forma de atacar el ordenado sistema defensivo impuesto por Costa de Marfil. Nada cambió tras el descanso.
Durante todo el partido, Cristiano Ronaldo estuvo serio, concentrado, pendiente de cada detalle que le pudiera dar la ventaja suficiente para lanzar cualquiera de sus piernas para colocar la pelota en la portería de Costa de Marfil.
Sus gestos eran tan evidentes que, tras un disparo de falta ligeramente desviado, la estrella de los "elefantes" y uno de sus principales rivales cuando jugaba en Inglaterra, Didier Drogba, se acercó a él y le pasó el brazo por el hombro, una muestra de complicidad y compresión que no se suele ver durante partidos de este nivel.
Cristiano Ronaldo busca su vigésimo tercer gol con la selección portuguesa y, aunque dice que no le preocupa, su gestos en el terreno de juego dicen que a este ganador nato no le gusta estar con la pólvora mojada desde hace casi año y medio.