Un Mundo Sin Mordaza, organización promotora y defensora de los Derechos Humanos y, en especial, de la libertad de expresión, rechaza de forma contundente y categórica los actos represivos que se perpetran en contra de los representantes del gremio periodístico en Venezuela.
La censura y autocensura han sido la sombra de los medios de comunicación venezolanos durante muchos años, sin embargo, desde hace unos meses el avasallamiento a cualquier idea u opinión distinta a la que plantea el Gobierno Nacional actual se ha intensificado. El cerco mediático está cada vez más fortalecido, dejando muy poco espacio para la diversidad de fuentes de información a la ciudadanía. Cada día se estrechan los canales de información y, a su vez, se castigan y eliminan las vías alternas.
La renuncia de la periodista Tamoa Calzadilla, jefa del departamento de investigación de la Cadena Capriles, es un ejemplo de la censura que aplican los directores editoriales de algunos medios de comunicación a sus empleados. En la planta televisiva Globovisión también han dejado de trabajar muchos periodistas desde que la Junta Directiva del canal pasó a manos de varios empresarios ligados al Gobierno. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa contabilizó 17 despidos y 34 renuncias, para un total de 51 trabajadores fuera del canal tras la venta de la empresa. Las razones van desde diferencias ideológicas, hasta la prohibición, por parte de los jefes de prensa, de nombrar ciertas palabras y de cubrir hechos noticiosos como las manifestaciones estudiantiles que empezaron el pasado mes de febrero en Venezuela. La escasez, la corrupción y la inseguridad, son problemas que tampoco suelen tomar protagonismo en estos medios.
Además del condenable hecho de ejercer el periodismo con censura, los periodistas venezolanos también son objeto de persecución y agresión, tanto física como psicológica. Reporteros gráficos, ya sean pertenecientes a un medio o independientes, son constantemente agredidos por autoridades policiales y civiles armados, mientras tratan de transmitir información en marchas y manifestaciones. Muchos han pasado días en prisión y, al salir, no les han devuelto sus equipos, que están valorados en millones de bolívares y que son un recurso indispensable para su desempeño profesional, evidenciando así que el periodismo en Venezuela es una actividad que pone en riesgo la vida de quienes la practican.
El más reciente hecho de violación a la integridad de un periodista es la desaparición forzosa de la jefa de corresponsalías del canal Globovisión, Nairobi Pinto. La joven de 29 años fue secuestrada el domingo 6 de abril a las 4 de la tarde cuando salía de su casa, ubicada en la urbanización Los Chaguaramos en Caracas, y liberada en la madrugada del lunes 14 de abril, en la localidad de Cúa, estado Miranda. Nairobi indicó en rueda de prensa que no puede dar detalles de su aprehensión por “medidas de seguridad”. Su integridad física estaría en riesgo si confesara cualquier detalle relacionado con sus secuestradores.
Por su parte, el ministro para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, afirmó que están trabajando para hallar a los culpables de este hecho, quienes se dieron a la fuga a pesar de que la periodista fue liberada a muy pocos metros de una oficina del CICPC (Centro de Investigaciones Penales y Criminalísticas).
Un mundo Sin Mordaza clama por un ambiente seguro en donde se pueda efectuar libremente el ejercicio periodístico y se mantiene activo, trabajando por la consolidación de una Venezuela libre de ataduras, donde todas las opiniones sean respetadas. A los perpetradores de la censura y las agresiones les debe caer todo el peso de la ley. Exigimos justicia y paz para todo el gremio.
NP
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La censura y autocensura han sido la sombra de los medios de comunicación venezolanos durante muchos años, sin embargo, desde hace unos meses el avasallamiento a cualquier idea u opinión distinta a la que plantea el Gobierno Nacional actual se ha intensificado. El cerco mediático está cada vez más fortalecido, dejando muy poco espacio para la diversidad de fuentes de información a la ciudadanía. Cada día se estrechan los canales de información y, a su vez, se castigan y eliminan las vías alternas.
La renuncia de la periodista Tamoa Calzadilla, jefa del departamento de investigación de la Cadena Capriles, es un ejemplo de la censura que aplican los directores editoriales de algunos medios de comunicación a sus empleados. En la planta televisiva Globovisión también han dejado de trabajar muchos periodistas desde que la Junta Directiva del canal pasó a manos de varios empresarios ligados al Gobierno. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa contabilizó 17 despidos y 34 renuncias, para un total de 51 trabajadores fuera del canal tras la venta de la empresa. Las razones van desde diferencias ideológicas, hasta la prohibición, por parte de los jefes de prensa, de nombrar ciertas palabras y de cubrir hechos noticiosos como las manifestaciones estudiantiles que empezaron el pasado mes de febrero en Venezuela. La escasez, la corrupción y la inseguridad, son problemas que tampoco suelen tomar protagonismo en estos medios.
Además del condenable hecho de ejercer el periodismo con censura, los periodistas venezolanos también son objeto de persecución y agresión, tanto física como psicológica. Reporteros gráficos, ya sean pertenecientes a un medio o independientes, son constantemente agredidos por autoridades policiales y civiles armados, mientras tratan de transmitir información en marchas y manifestaciones. Muchos han pasado días en prisión y, al salir, no les han devuelto sus equipos, que están valorados en millones de bolívares y que son un recurso indispensable para su desempeño profesional, evidenciando así que el periodismo en Venezuela es una actividad que pone en riesgo la vida de quienes la practican.
El más reciente hecho de violación a la integridad de un periodista es la desaparición forzosa de la jefa de corresponsalías del canal Globovisión, Nairobi Pinto. La joven de 29 años fue secuestrada el domingo 6 de abril a las 4 de la tarde cuando salía de su casa, ubicada en la urbanización Los Chaguaramos en Caracas, y liberada en la madrugada del lunes 14 de abril, en la localidad de Cúa, estado Miranda. Nairobi indicó en rueda de prensa que no puede dar detalles de su aprehensión por “medidas de seguridad”. Su integridad física estaría en riesgo si confesara cualquier detalle relacionado con sus secuestradores.
Por su parte, el ministro para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, afirmó que están trabajando para hallar a los culpables de este hecho, quienes se dieron a la fuga a pesar de que la periodista fue liberada a muy pocos metros de una oficina del CICPC (Centro de Investigaciones Penales y Criminalísticas).
Un mundo Sin Mordaza clama por un ambiente seguro en donde se pueda efectuar libremente el ejercicio periodístico y se mantiene activo, trabajando por la consolidación de una Venezuela libre de ataduras, donde todas las opiniones sean respetadas. A los perpetradores de la censura y las agresiones les debe caer todo el peso de la ley. Exigimos justicia y paz para todo el gremio.
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