WASHINGTON – El presidente Barack Obama ha hecho su primera transacción con los republicanos posterior a las elecciones de medio término, en busca de evitar un aumento en las contribuciones federales y extender por 13 meses los beneficios por desempleo.
Su misión, dijo, ha sido echar a un lado la posibilidad de que el 1ro. de enero expiren los alivios aprobados durante la primera administración de George W. Bush, pese a que previo a las elecciones combatió con fuerza la idea de extenderlos para las familias que tienen ingresos de más de $250,000.
Para Obama, permitir que los alivios a la clase media se esfumaran al caer la Nochevieja, no era una opción. Sin posibilidades de convencer a los republicanos -que en enero controlarán la Cámara baja- para que permitieran la expiración de la reducción de impuestos a los que más tienen, Obama ha optado por tratar de evitar poner en riesgo su promesa electoral de no aumentarle las contribuciones a la clase media.
La extensión de los alivios contributivos tendría una vigencia de dos años, si el Congreso finalmente lo aprueba en los próximos días, lo que puede augurar una nueva batalla sobre temas fiscales de aquí a las elecciones presidenciales de 2012.
“Voy a continuar luchando”, indicó ayer Obama, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca que buscó frenar las críticas que ha recibido de sus aliados demócratas.
“He dicho que (los republicanos) han querido mantener secuestrados los alivios a la clase media. No negociar con los secuestradores puede ser tentador, hasta que comienzan a hacerle daño a los secuestrados”
El acuerdo supone la extensión por 13 meses de la asistencia federal por desempleo, la cual, después de 99 semanas consecutivas, vencía este mes en varios estados.
Todo el plan puede tener un costo de $900,000 millones durante los próximos dos años, tan alto como su proyecto de estímulo económico (ARRA) del año 2009.
Impacto en la Isla
En Puerto Rico, la extensión de los beneficios federales por desempleo beneficiaría a unas 85,000 personas, según el comisionado residente en Washington, Pedro Pierluisi.
También se propone una reducción de 2% en el descuento por nómina del Seguro Social -de 6.2% baja a 4.2% sólo durante el próximo año-, que beneficiaría al millón de personas que rinden planillas en Puerto Rico. Para una familia que tiene ingresos de $50,000 al año, la reducción del impuesto por nómina supondría un ahorro de $1,000 en 2011, según Pierluisi.
El comisionado Pierluisi sostuvo que Puerto Rico se beneficiará también con la extensión por dos años del crédito federal de $1,000 por estudios universitarios, el cual había sido creado bajo la ley federal de estímulo económico (ARRA) y el que hay que reclamar, en el caso de los residentes de la Isla que no tributan a nivel federal, rellenando la planilla estadounidense.
Como parte del paquete fiscal también se renuevan por un año la reducción del 35% a 32% en el tributo federal de las manufactureras que hacen negocios en la Isla como empresas domésticas estadounidenses y el aumento de $10.50 a $13.25 en el reembolso por el arbitrio al galón de ron importado que reciben tanto Puerto Rico como las Islas Vírgenes.
Enojados los demócratas
Evidentemente insatisfechos con la transacción de Obama, los jefes de los grupos demócratas del Congreso, el líder de la mayoría del Senado, Harry Reid, y la saliente presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, por el momento sólo se han comprometido a estudiar las propuestas. Reid dijo que pueden hacer cambios.
“Las exigencias republicanas proveerán reducciones de impuestos a los millonarios y multimillonarios, no crean empleos y aumentan el déficit fiscal”, indicó Pelosi, al señalar que “para colmo” también reclamaron mantener una reducción en los impuestos por herencia que sólo ayudará a “39,000 de las familias más ricas de Estados Unidos, sumando $25,000 millones más al déficit”.
El saliente portavoz de la mayoría en la Cámara baja, Steny Hoyer, afirmó que el Senado debe actuar primero, lo que constituye una forma de conocer si los acuerdos tienen realmente posibilidades de aprobación antes de que representantes demócratas se comprometan con propuestas que no favorecen.
Las caras de sorpresa de los demócratas en el Capitolio eran ayer evidentes. “No puedo imaginar al Presidente llevándonos por esta dirección”, indicó la senadora Mary Landrieu (Louisiana), una de las moderadas del caucus demócrata.
Los republicanos, por lo menos su liderato, están satisfechos con los acuerdos alcanzados con la Casa Blanca y ahora se pueden sentar a observar la batalla interna entre los demócratas.
Mitch McConnell, portavoz de la minoría en el Senado federal, le agradeció a Obama “haber trabajado con los republicanos para evitar un aumento en las contribuciones y crear incentivos para el crecimiento económico”.
Para Obama, sin embargo, esta ha sido una oportunidad para enviarle un mensaje a la opinión pública estadounidense, sobre todo a los electores independientes que abandonaron a los demócratas en las pasadas elecciones de noviembre, de que está dispuesto a buscar avenidas de consenso.
“Sé que hay gente en mi propio partido y en el otro partido que preferirían prolongar esta batalla, aún cuando no pueda alcanzarse una transacción”, dijo Obama, quien celebró su conferencia de prensa de ayer unas 20 horas después de haber anunciado el lunes el acuerdo preliminar con los demócratas.
Obama advirtió que Estados Unidos se fundó a base de transacciones. “A mis amigos les sugiero que entiendan que esto es un juego largo. A los republicanos – agregó- los espero en el campo de competición”.
Su misión, dijo, ha sido echar a un lado la posibilidad de que el 1ro. de enero expiren los alivios aprobados durante la primera administración de George W. Bush, pese a que previo a las elecciones combatió con fuerza la idea de extenderlos para las familias que tienen ingresos de más de $250,000.
Para Obama, permitir que los alivios a la clase media se esfumaran al caer la Nochevieja, no era una opción. Sin posibilidades de convencer a los republicanos -que en enero controlarán la Cámara baja- para que permitieran la expiración de la reducción de impuestos a los que más tienen, Obama ha optado por tratar de evitar poner en riesgo su promesa electoral de no aumentarle las contribuciones a la clase media.
La extensión de los alivios contributivos tendría una vigencia de dos años, si el Congreso finalmente lo aprueba en los próximos días, lo que puede augurar una nueva batalla sobre temas fiscales de aquí a las elecciones presidenciales de 2012.
“Voy a continuar luchando”, indicó ayer Obama, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca que buscó frenar las críticas que ha recibido de sus aliados demócratas.
“He dicho que (los republicanos) han querido mantener secuestrados los alivios a la clase media. No negociar con los secuestradores puede ser tentador, hasta que comienzan a hacerle daño a los secuestrados”
El acuerdo supone la extensión por 13 meses de la asistencia federal por desempleo, la cual, después de 99 semanas consecutivas, vencía este mes en varios estados.
Todo el plan puede tener un costo de $900,000 millones durante los próximos dos años, tan alto como su proyecto de estímulo económico (ARRA) del año 2009.
Impacto en la Isla
En Puerto Rico, la extensión de los beneficios federales por desempleo beneficiaría a unas 85,000 personas, según el comisionado residente en Washington, Pedro Pierluisi.
También se propone una reducción de 2% en el descuento por nómina del Seguro Social -de 6.2% baja a 4.2% sólo durante el próximo año-, que beneficiaría al millón de personas que rinden planillas en Puerto Rico. Para una familia que tiene ingresos de $50,000 al año, la reducción del impuesto por nómina supondría un ahorro de $1,000 en 2011, según Pierluisi.
El comisionado Pierluisi sostuvo que Puerto Rico se beneficiará también con la extensión por dos años del crédito federal de $1,000 por estudios universitarios, el cual había sido creado bajo la ley federal de estímulo económico (ARRA) y el que hay que reclamar, en el caso de los residentes de la Isla que no tributan a nivel federal, rellenando la planilla estadounidense.
Como parte del paquete fiscal también se renuevan por un año la reducción del 35% a 32% en el tributo federal de las manufactureras que hacen negocios en la Isla como empresas domésticas estadounidenses y el aumento de $10.50 a $13.25 en el reembolso por el arbitrio al galón de ron importado que reciben tanto Puerto Rico como las Islas Vírgenes.
Enojados los demócratas
Evidentemente insatisfechos con la transacción de Obama, los jefes de los grupos demócratas del Congreso, el líder de la mayoría del Senado, Harry Reid, y la saliente presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, por el momento sólo se han comprometido a estudiar las propuestas. Reid dijo que pueden hacer cambios.
“Las exigencias republicanas proveerán reducciones de impuestos a los millonarios y multimillonarios, no crean empleos y aumentan el déficit fiscal”, indicó Pelosi, al señalar que “para colmo” también reclamaron mantener una reducción en los impuestos por herencia que sólo ayudará a “39,000 de las familias más ricas de Estados Unidos, sumando $25,000 millones más al déficit”.
El saliente portavoz de la mayoría en la Cámara baja, Steny Hoyer, afirmó que el Senado debe actuar primero, lo que constituye una forma de conocer si los acuerdos tienen realmente posibilidades de aprobación antes de que representantes demócratas se comprometan con propuestas que no favorecen.
Las caras de sorpresa de los demócratas en el Capitolio eran ayer evidentes. “No puedo imaginar al Presidente llevándonos por esta dirección”, indicó la senadora Mary Landrieu (Louisiana), una de las moderadas del caucus demócrata.
Los republicanos, por lo menos su liderato, están satisfechos con los acuerdos alcanzados con la Casa Blanca y ahora se pueden sentar a observar la batalla interna entre los demócratas.
Mitch McConnell, portavoz de la minoría en el Senado federal, le agradeció a Obama “haber trabajado con los republicanos para evitar un aumento en las contribuciones y crear incentivos para el crecimiento económico”.
Para Obama, sin embargo, esta ha sido una oportunidad para enviarle un mensaje a la opinión pública estadounidense, sobre todo a los electores independientes que abandonaron a los demócratas en las pasadas elecciones de noviembre, de que está dispuesto a buscar avenidas de consenso.
“Sé que hay gente en mi propio partido y en el otro partido que preferirían prolongar esta batalla, aún cuando no pueda alcanzarse una transacción”, dijo Obama, quien celebró su conferencia de prensa de ayer unas 20 horas después de haber anunciado el lunes el acuerdo preliminar con los demócratas.
Obama advirtió que Estados Unidos se fundó a base de transacciones. “A mis amigos les sugiero que entiendan que esto es un juego largo. A los republicanos – agregó- los espero en el campo de competición”.