El pasado E3 2010 presentó la oportunidad de interactuar con tres de las franquicias grandes de juegos de carrera, empleando estas la nueva tecnología 3D: Gran Turismo 5, Need for Speed: Hot Pursuit, y MotorStorm Apocaliypse.
Sabemos que Sony esta impulsando con todo su equipo de mercadeo esta nueva tecnología 3D (esta claro que como fabricantes de LCDs, lo que busca es ganar dinero con esta nueva tecnología), y sabemos que no es fácil después que muchos hemos desembolsado altas sumas de dineros por un televisor HD, el pedirnos que saquemos una suma igual o mayor en estos momentos de recesión, y encima de eso el pensar que voy a tener que ponerme unas gafas sobre mis gafas recetadas...sip se necesita bastante para convencerme sobre este nuevo gimmick del 3D (y se que no estoy solo en esto, son muchos los que piensan como yo).
Pero concretamente hablando sobre el 3D y los diferentes géneros de juegos, uno que se puede beneficiar grandemente es el de carreras. Los juegos de carrera pueden obtener beneficio legítimo del 3D, principalmente de la ganancia en la profundidad de campo que se gana. Cuando el fondo se interpone en 3D, se hace más fácil ver la carretera al frente de uno, (como se vería cuando uno conduce un verdadero auto). Esto da la posibilidad de sortear mejor los peligros y obstáculos potenciales. Cada uno de los tres títulos ofrece algo diferente para el juego en 3D, pero muestra gran potencial para el género.
Criterion admite que todavía le queda trabajo que hacer en la implementación 3D del juego Need for Speed: Hot Pursuit, pero aun así el mismo se ve impresionante. El 3D no es uno forzado en la cara de uno, aunque el plan es el de tener algunos objetos volando hacia nuestro campo de visión cuando ocurran accidentes masivos. El detalle es que esta siendo implementado de una manera natural en donde muchas veces uno puede olvidar que esta jugando en 3D. Lo cual ayuda en la eventualidad de poder anticipar problemas y esquivar mejor el tráfico en el sentido opuesto. En fin en este nuevo Need for Speed, el 3D no es un detalle bonito, es una ventaja, algo con lo que no cuentan la mayoría de los juegos 3D.
Pero, MotorStorm: Apocalypse es el juego 3D mas impresionante al momento. Al igual que Need for Speed, ofrece una pequeña ventaja al conducir, aunque no muy marcada. Esto es porque MotorStorm esta hecho en líneas mas estrechas y caminos mas lineares, (donde Need for Speed es un mundo abierto). Los obstáculos llegan rápido a uno, que la profundidad en el campo de visión en verdad no hace tanta falta. Donde MotorStorm en verdad impresiona es en la increíble atmósfera creada por la tecnología 3D. El juego lanza efectos de partículas por doquier. Hay que guiar através de nubes de humo y polvo, ser testigo de edificios colapsando a tu alrededor mientras conduces. El efecto 3D hace que una simple humareda se sienta como un objeto tangible que se puede atravesar. Ver los resultados de un choque en el fondo mientras se viaja a gran velocidad hacia el mismo realmente recrea la sensación de peligro y velocidad. Es una asombrosa experiencia difícil de recrear en un juego 2D.
Gran Turismo 5 es el menos impresionante de los tres juegos con esta nueva tecnología. El efecto 3D no hace mucho en realzar la experiencia de guiar, porque aquí no existen efectos locos de partículas como en MotorStorm, ni las decisiones rápidas que demanda Need for Speed. Pero esto no implica que el 3D no este garantizado o mal hecho, es mas el efecto 3D si hace algo bien en GT5: y es realzar la belleza y estética de un juego donde las maquinas son las estrellas del juego, los cual les da un gran nivel de realismo. Se puede jugar fácilmente el juego sin el efecto 3D, pero ver los carros modelados a este nivel es algo especial.
Los juegos 3D son un gran empujón para Sony, y estos tres juegos demuestran el porqué. Se sabe que realmente son muchos los que no le darán mucha importancia a la tecnología ni están dispuestos a estar usando gafas mientras se juega en el hogar, pero la realidad es que al menos realza los juegos de carrera.. y quien sabe si mas de uno se deje llevar por su realismo.